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La tumba de Alejandro Magno, fallecido en el año 323aC en Babilonia sigue siendo hoy un misterio, sin embargo en febrero del 2019 apareció la notícia del descubrimiento de los cimientos de un antiguo edificio monumental en pleno corazón de Alejandria (Foto National Geographic)
Las excavaciones del lugar dieron con una bella escultura de época romana que representa, según estudios realizados, al gran Alejandro Magno. Lo que podría significar, según los arqueólogos que la tumba se encuentra muy cerca (Foto: Museo Nacional de Alejandría)
La muerte de Alejandro se produjo en primavera del 323aC en Babilonia cerca del Éufrates con fuerte calor y numerosas hordas de mosquitos e insectos.
Tras una celebración nocturna, Alejandro perdió el conocimiento. Auque recuperó la conciencia, altas fiebres se apoderaron de él.
Tras una celebración nocturna, Alejandro perdió el conocimiento. Auque recuperó la conciencia, altas fiebres se apoderaron de él.
Los días iban pasando, las fiebres persistían. Fue durante el mes de junio cuando su estado empeoró notablemente hasta perder la vida en su lecho. El día 10 de junio del 323aC (según calendario juliano) falleció Alejandro Magno
(pintura de Karl von Piloty 1886)
(pintura de Karl von Piloty 1886)
El cuerpo de Alejandro fue reclamado por su madre Olímpia para ser enterrado en el cementerio de los reyes macedonios. Pero viajando en un catafalco construido especialmente para él, se dirigió a Alejandria (Egipto) sin el acuerdo de todos sus generales. (Diodoro s.XIX)
La sepultura de Alejandro Magno permaneció en Alejandria durante siglos siendo visitado por grandes generales romanos como Julio César o el mísmisimo emperador Augusto, además de Calígula, Germánico (19dC), Vespasiano, Tito, Adriano, Septimio Severo (200dC) o Caracalla (215dC)
La desaparición de la tumba pudo ser causada por el gran terremoto de Creta (365dC) seguido del gran tsunami, provocando destrozos en todo el Mediterráneo oriental, concretamente en Alejandría algunos barcos fueron encontrados sobre los tejados de los edificios que resistieron.
Tras estudios realizados se cree que Alejandro Magno padeció la malaria, siendo contraída por picaduras de mosquitos en los pantanos. Aunque la sombra del envenenamiento sigue estando presente. El misterio de su muerte sólo podrá ser desvelado tras la localización de sus restos
