Me voy de China.
Llegué en 1999. Tenía 19 años. Nunca había sentido especial interés por el país, pero me casé con una china y decidí recorrerlo con ella. Lo que vi sacudió los prejuicios que tenía, así que decidí quedarme para contarlo.
Hilo de cómo han cambiado las cosas. ⬇️
China es hoy un país mucho más rico. Ha erradicado la pobreza extrema, su población está mucho mejor formada, y ha comenzado a innovar. Tiene también más respeto por el medio ambiente. Es un país mucho más fácil y cómodo para los extranjeros.
A diferencia de lo que sucede en muchos países occidentales, incluido España, las generaciones jóvenes de China han mejorado considerablemente la calidad de vida que tenían sus progenitores. Tienen esperanza en un futuro mejor, lo contrario de lo que sucede en nuestro país.
China es un país vibrante, lleno de energía. Puede incluso apabullar. Sin duda, no es para quienes buscan rutina. Te vas de vacaciones, y a la vuelta igual no reconoces el barrio. Eso puede ser fascinante o estresante, depende de quién lo vea. Pero es interesante siempre.
Desafortunadamente, China ha dado pasos atrás en libertades. Es un país más autoritario desde que Xi Jinping llegó al poder. La corrupción persiste, y no se ha acabado con la cultura del sobre por debajo de la mesa. El control de la población ha aumentado gracias a la tecnología.
China no es la distopía de 1984 o Black Mirror que muchos tienen en mente, pero cada vez se parece más. Para los periodistas, es un país frustrante y opaco. El 'no' es constante, y no solo en cuestiones políticas. Incluso la población de a pie rehúsa hablar con nosotros.
Los trolls prochinos dirán que es porque los periodistas extranjeros manipulamos. Ahí está nuestro trabajo para el que quiera señalar mentiras. Lo cierto es que la propaganda cala, y los ataques desde el exterior refuerzan un nacionalismo que el PCCh dirige a su gusto.
2001 marcó un hito en China: accedió a la Organización Mundial del Comercio y recibió el encargo de organizar sus primeros Juegos Olímpicos. Fue el comienzo de un nuevo orden mundial en el que los países en vías de desarrollo, liderados por China, tienen más peso.
El auge de China es un contrapeso bienvenido a la hegemonía de Estados Unidos. Pero no creo que Pekín busque el multilateralismo y creo que Europa debe estar alerta y evitar un exceso de influencia china, sobre todo en política y economía.
No solo porque sea una dictadura, que también, sino porque China representa unos valores muy diferentes. Grandes planes como la Nueva Ruta de la Seda entrañan peligros que se deben valorar. El cebo de China es su mercado interno, pero a él es muy difícil entrar.
Creo que es un error tratar de cambiar a China. Tampoco tenemos ningún derecho para hacerlo. Y estoy convencido de que hay muchas cosas que podemos aprender de ese país. Otra cosa es que resistamos la influencia que su Gobierno ejerza para tratar de acallar a los críticos.
Cuando llegué, encontrar pan o café era una odisea. Sin embargo, probé el McDonald's por primera vez en China, y ahora hay un Starbucks en cada esquina. No obstante, hay muchas chinas, y la rural tiene poco que ver con la urbana. Las desigualdades crecen, como en todo el mundo.
China es también un país que provoca cada vez más opiniones encontradas. Hay quienes la adoran y quienes la odian. Yo solo puedo decir que, desde que me marché, en octubre, no la he echado de menos ni un segundo. Mi mujer, china, tampoco.
No importa cuánto chino hables, si no tienes rasgos orientales en China siempre serás extranjero, y tratado como tal. A muchos no les importa, porque si eres blanco los chinos te tratan con deferencia. Si eres de otra raza, ya es otro cantar.
Siempre he sido el único extranjero en mi bloque de viviendas y me he movido poco por zonas de guiris. He hecho buenos amigos chinos y me siento bastante integrado. Pero cada vez se echan de menos más cosas. Muy pocos extranjeros se ven envejeciendo en China.
Obviamente, seguiré relacionado con China y regresaré a menudo. Pero es hora de comenzar una nueva etapa en este 2021 que se vaticina más esperanzador que 2020. Gracias a todos los que me habéis seguido todos estos años. Aquí seguiréis encontrando información sobre Asia, y más.
A quienes me pedís referencias de periodistas en China, y reconociendo que el periodismo español en el país deja mucho que desear, os recomiendo seguir a @mavidonate y @pablodiez_ABC, que se mueven a menudo por el país en busca de historias de primera mano.
El patriotismo mal entendido que fomenta el gobierno chino erosiona el espíritu crítico de una parte importante de la población china. Por eso, es poco habitual encontrarse con mensajes como este, de gente que reconoce los claroscuros del país y se lamenta por las sombras.
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