

La realidad. Las conejitas cobraban apenas los 50 $ de salario mínimo. Debían hacer jornadas de 10 horas de pie, sirviendo copas, con tacones de 10 cm, y embutidas en un trajecito en el que casi no podían respirar, aguantando insinuaciones y toqueteos de los clientes.

Gloria era una periodista infiltrada, haciendo un reportaje. El reportajes se hizo famosísimo pero le creó un problema a Gloria: desde entonces sus compañeros de profesión solo la veían como "conejita".
Tenía que aguantar todo tipo de bromas pesadas y acoso sexuales, y parecía que su carrera como periodista seria se había arruinado.
Gloria recibía críticas desde todos los lados. Para la prensa supuestamente seria no sería nunca más que una conejita...
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