Se está hablando mucho de las cartas de Galdós a Pardo Bazán. Aparte de la conveniencia o no de publicarlas (yo pienso que sí son pertinentes, dejando aparte anécdotas de salseo erótico, por lo que cuentan de su época y circunstancias vitales), me ha dado por pensar en algo más.>
>Supongo que, como yo, estáis hartos de oír a oa gente tecnófoba que reprocha a los que usamos las redes sociales el tiempo que supuestamente perdemos en ellas en vez de estar leyendo (leyendi libros de verdad, se entiende) o haciendo alguna otra cosa útil. Se ve que antes de>
>que existiera Internet todo el mundo aprivechaba el tiempo para sacarse un doctorado, criar 15 hijos y construirse una casa de dos plantas con sus propias manos.
Lo que muchos parecen ignorar es que antes la gente que sabía escribir (que, recordemos, hasta hace unas décadas no>
Lo que muchos parecen ignorar es que antes la gente que sabía escribir (que, recordemos, hasta hace unas décadas no>
>era ni la mitad de la población) no tenía internet, pero tampoco le hacía demasiada falta para mantener sus propias redes sociales, porque escribía cartas. Muchas cartas. De verdad que cuesta hacerse a la idea de cuántas cartas escribía la gente. A lo mejor muchos no escribían>
>otras cosas como novelas o tratados eruditos, pero lo que es cartas, ya te digo yo a ti que sí. El género epistolar es uno de los más exitosos en la historia de la literatura, y es por algo. Y eso, claro, requiere una inversión de tiempo bastante considerable.>
>Hace unos años, precisamente, Castalia publicó una edición muy completa del epistolario personal de Juan Valera. Sí,el que vive con su madre, ese Juan Valera. Muchas de esas cartas sólo se encontraban en ediciones anteriores fragmentadas y obsoletas que había que transcribir, y>
>una servidora y otras amigas nos repartimos el trabajo con una amiga común que trabajaba en Castalia para ayudarla porque creo que no exagero si digo que Juan Valera escribió MILES de cartas a lo largo de su vida. A su mujer, a sus hijos, a sus amigos, a conocidos, a todo dios.>
Yo sólo transcribí las de unos pocos años, de la década de 1880, si no recuerdo mal, y aun así me tiré varias semanas. Al principio eran muy divertidas de leer porque Valera escribía de todo, incluyendo mucho salseo, y también anécdotas curiosas que retrataban de forma muy viva>
>la manera de vivir de su entorno (principalmente burgueses y cortesanos con aspiraciones, como él mismo era). Pero llegó un momento en que me empezó a cansar porque ddbía de escribir una media de 2 o 3 cartas diarias, tirando por lo bajo, y muchas veces le contaba lo mismo a su>
>mujer, a sus hijos, a sus amigos y al colega al que estuviera pidiendo prestado dinero en ese momento (porque andaba siempre endeudado por aquello del aparentar, que aunque le echara la culpa a la mujer no era menos ambicioso que ella y estaba deseando pillar un buen carguito).>
>Así que se acababa haciendo repetitivo, pero también tenía su punto ver cómo con cada uno la versión que le contaba difería ligeramente (o a veces escandalosamente) con las que contaba a otros. En cualquier caso, aparte de que fuera un pieza, reconozco que escribía con gracia.>
>A lo que voy: Valera, dentro de lo que cabe, fue bastante productivo a la hora de escribir novelas. Pero ya os digo yo que si el tiempo que dedicaba a escribir cartas lo hubiera dedicado a escribir novelas, habría publicado lo menos el doble, no exagero. Y no era el único, ni>
>mucho menos. Hace poco escuché un podcast de La Linterna de Diógenes sobre Lovecraft, y contaban que se carteaba tanto con sus amigos (a los que, por cierto, no conoció en persona en la mayoría de los casos, en eso también fue un precursor) que se quejaba de que le quitaba>
>tiempo para escribir relatos. Y supongo que no hace falta que os nombre a muchos escritores de los siglos XVIII, XIX y XX cuyo epistolario es más voluminoso que sus obras publicadas,seguro que todos os habéis acordado de uno o varios. Sólo mencionaré uno más: Tolkien. Ya pueden>
>dar gracias su hijo Christopher y el Tolkien Estate de todas las cartas que J. R. R. escribió, les arregló la vida.
En conclusión: los seres humanos somos chafarderos por naturaleza. Nos gusta contar nuestras penas y cotillear más que a un tonto una tiza, porque eso es justo>
En conclusión: los seres humanos somos chafarderos por naturaleza. Nos gusta contar nuestras penas y cotillear más que a un tonto una tiza, porque eso es justo>
>lo que la mayoría somos, tontos con tiza. La diferencia es que ahora no escribimos cartas sino hilos interminables como éste (perdón por el rollo del Mar Muerto que os estoy soltando), y además lo hacemos muchos más porque, al menos en el primer mundo, casi todos sabemos leer y>
>escribir. Que tengamos comprensión lectora o no ya es otro asunto. Pero, en fin, a lo que iba: me hacen mucha gracia esas diatribas contra las redes sociales porque perdemos mucho tiempo con ellas y no lo dedicamos a cosas IMPORTANTES y nos aislamos del mundo real y blablabla.>
>Contar historias a otros y escucharlas lo llevamos haciendo de toda la puta vida de dios, oiga. Ahora lo hacemos de otra forma pero es lo mismo. Así que a ver si nos dejan en paz con la brasa tecnófoba y clasista. QUE VIVES CON TU MADRE, JUAN VALERA™.