Me declaro socialista. Obviamente he leído a Marx, también a Lenin y Stalin. A Mao, Krugman, Stiglitz y Ledesma. También a Dugin, Benoist, Armesilla, e incluso a Jiménez Losantos. He leído a gente de derechas, casi nazis y a stalinistas. Liberales, socialistas y conservadores.
Y no me las doy de leído. Pero lo que saqué en claro es que un socialista no se distingue por ser un férreo defensor de ideas o libros. Un socialista es un fiel defensor de los trabajadores, que tiene vocación de gobernar. Que a veces se equivoca y muchas acierta.
El vulgo, donde me incluyo, no somos conscientes de las contrariedades que implica dirigir un gobierno. ¿Os acordais del Kichi en Cádiz? ¿El debate en hacer buques militares y dar trabajo al pueblo, a costa de apoyar la industria armamentística?
Desde un sector austromarxista se critica mucho a este gobierno por tomar decisiones que a priori iban en contra de los obreros. No seré yo quien defienda a F.González, pero, ¿vive hoy mejor un trabajador que en los 80? No hay otra opción posible que decir rotundamente: SI.
La tendencia a aislar hechos concretos sin tener en cuenta el juego geopolítico en el que se incorporan. ¿Es malo haber perdido soberanía política por incorporarnos en la UE? ¿Y cuánto de peso político no hemos ganado por el mismo hecho?
A mi juicio, ser socialista implica una vocación de servicio, y con ello, una vocación de entendimiento holístico del juego político. Es entender que para progresar, a veces hay que ceder. ¡Obvio que existe una pugna entre ricos y pobres!
Pero creer que apretar continuamente en esa pugna puede ser una estrategia favorable para los trabajadores es una idiotez. Ser socialista es aspirar a un mundo mejor, claro, pero teniendo en cuenta que el humanismo y el respeto, el derecho siempre debe regir la sociedad.
A muchos jóvenes la idea de un conflicto armado cargado de heroicidad y épica les atrae. La retórica pomposa de los autoritarismos es atractiva, no podemos negarlo. Sin embargo, tras la destrucción, la muerte y la hambruna de un conflicto bélico, solo queda el dolor.
Nuestro sistema político necesita pulirse: la cuestión de género, la desigualdad económica, el desempleo, el maltrato animal... Estamos de acuerdo, pero nuestra democracia tiene los cauces legales para luchar sin derramar sangre.
¡Claro que hay que luchar! Pero amigos comunistas, los kalasnikov ya no son el arma. El arma es la concienciación de la sociedad y las urnas. Los cambios políticos sin cambios culturales previos son una mera dictadura tendente a morir, ¡y eso lo dijo un comunista como Gramsci!
Con ello quiero decir, que los monjes tibetanos que vais con El Capital en la mano recitando versos, no os dais cuenta de que no son escrituras sagradas. Son herramientas, y las herramientas son por definición "útiles". ¿Si no son útiles para que preservarlas?
Claro que Marx aportó muchísimo, nadie lo niega. Pero, ¿tú estás aportando a crear un mundo mejor recitándolo de memoria? El buen cristiano es el que pone en práctica las enseñanzas de Jesús, no el cura que lo recita y acapara las limosnas y los oros para sí.