La repentina y publicitada coronación de Biden por parte de los medios sin que haya resultados finales (va a haber recuentos en todos los Estados clave y hay anunciadas diez demandas) y sin que Trump haya concedido, indica que los demócratas están muy nerviosos. HILO:

La semana pasada pensaba que todo estaba perdido. Pero esta escenificación tan caótica, que empezó con Biden saliendo a hablar la noche electoral mientras la CNN no se explicaba los buenos números de Trump, indica que alguien tiene mucha prisa por hipnotizar a la opinión pública.

¿Para qué, si la victoria ha sido limpia y clara y en enero Biden jurará su cargo como presidente, pase lo que pase? Para mí está claro, es un aviso a los jueces y al GOP: «No se os ocurra invalidar el resultado aunque tengáis razón porque nuestros votantes no lo van a aceptar».

Es decir, están creando una alucinación en la que Biden ya es el presidente de EEUU (¡proclamado por la prensa y la UE!) en previsión de que todo se tuerza para asustar a quienes a partir de ahora tienen que tomar las decisiones: el Tribunal Supremo y las legislaturas estatales.

Porque si creyeran que su victoria ha sido limpia y segura, lo lógico sería esperar y dejar que Trump se cueza en su propia salsa hablando de conspiraciones y fraudes mientras ellos esperan pacientemente el resultado del proceso constitucional, como hizo Al Gore en 2000.

Eso es lo que hace el ganador de unas presidenciales. Esperar a ser nombrado. Todo lo demás, lo que estamos viendo, la guerra psicológica, el bloqueo informativo, la censura, las prisas por coronarse antes de que hablen quienes tienen que hablar. Eso lo vimos en Turquía en 2016.

EEUU no es una democracia, es una república. La palabra democracia no aparece ni en la Constitución ni en la Declaración de Independencia. No porque se les olvidara a los padres fundadores, sino porque la descartaron expresamente. Es un sistema constitucional.

¿Por qué es tan importante esto? Porque mientras en una democracia, la mayoría puede pisotear los derechos de la minoría, en un sistema constitucional todo el mundo está sujeto a la ley, hay unos contrapesos para evitar lo que se conoce como «tiranía de la mayoría».

¿Qué implicaciones tiene esto en la actual situación? Todas, sobre todo porque el Tribunal Supremo y las legislaturas de varios Estados decisivos están fuera del control del Partido Demócrata. Vamos a centrarnos en Pensilvania.

El gobernador de Pensilvania intentó aprobar recientemente una reforma de la ley electoral para que el voto por correo en su Estado se pudiera enviar más tarde del cierre de las urnas. El caso fue al Tribunal Supremo del Estado (equivalente a los tribunales superiores de España).

El TS de Pensilvania votó por 3 a 2 que la ley era constitucional. ¿Qué ocurre? Que la Constitución de EEUU dice expresamente que las leyes electorales las fijan las legislaturas de los Estados, no sus gobernadores ni sus tribunales supremos.

Por tanto, esos votos son ilegales. De ahí la lucha dialéctica entre el «contar TODOS los votos» del equipo Biden y el «contar todos los votos LEGALES» del equipo Trump. Aquí se tiene que pronunciar la Corte Suprema, pero se por hecho que le va a dar la razón a Trump.

Esto no le da la presidencia a Trump automáticamente, pero sí el argumento que necesita para negociar con las legislaturas republicanas (que son mayoría en EEUU): «Las elecciones no han sido limpias, por tanto os toca a vosotros elegir a los electores que nombran al Presidente».

Todo esto es 100% constitucional. La autocoronación de Biden avalada por la prensa, los imprudentes líderes de la UE y el establishment de Washington no lo es. De hecho es la Constitución de EEUU está hecha para evitar que un candidato se autocorone.

El establishment no lo va a poner fácil (tiene a sus huestes disciplinadas y en formación desde el día de las elecciones por si hay que agitar la calle). Pero Trump tampoco se va a rendir, su equipo ya ha anunciado que va a iniciar una gira de mítines en los Estados en disputa.

Mítines que previsiblemente usará como herramienta de negociación con las legislaturas de mayoría republicana: atacará sin piedad a los RINOs (Republicans In Name Only), los pondrá de traidores, recordará que son la «forma de vida humana más baja», como dijo en campaña.

Otro candidato se habría rendido y habría entregado la nación a quienes quieren secuestrarla y convertirla en algo que no es. Trump no va a tirar la toalla. Y hablamos del hombre que hizo la paz con Corea del Norte tras 60 años de guerra después de llamar gordo al amado líder.

Si algo tiene Trump es capacidad para negociar, persuadir y resistir. Pongo las probabilidades de que revalide su cargo en un 60% vs un 40% de Biden.