Hace 160 años moría Arthur Schopenhauer, autor de una de las obras más influyentes de los últimos dos siglos.
Sin embargo, la primera edición de ese libro capital ("El mundo como voluntad y representación") no logró vender en 10 años los 800 ejemplares de la 1ª edición.
Tanto Nietzsche y Wilde como Macedonio y Borges fueron schompenhuarianos devotos. Con el tiempo fueron muy críticos con su gran maestro, pero en todas estas obras están diseminadas las semillas del genio de Schopenhauer.
En 1820, a punto de cumplir 32, Schopenhauer obtuvo un puesto de profesor titular de filosofía en la Universidad de Berlín con una disertación en contra de la filosofía de Hegel, quien era parte del tribunal que aprobó la exposición y le otorgó el cargo.
"Puesto que el hombre en su totalidad es solo el fenómeno de su voluntad, nada puede resultar más absurdo que, partiendo de la reflexión, querer ser algo distinto de lo que se es."

Schopenhauer
"El mundo es mi representación": con esta frase comienza la obra más importante de Schopenhauer "El mundo como voluntad y representanción".

No extraemos leyes empíricas de la naturaleza, sino que las prescribimos.
De Schopenhauer se llega a Heidegger y Wittgenstein pasando por Nietzsche.

"Los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje" (LW)
"No hay mundo fuera del lenguaje (MH)
"No existen los hechos, solo existen las representaciones" (FN)
Según Schopenhauer, la voluntad se manifiesta en todos los estratos del mundo, desde la simple piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la forma del deseo consciente -en cuyo único caso pasa a identificarse con la noción corriente de voluntad-.
La filosofía de Schopenhauer es atea.
Manifiesta que el mal, la miseria y el dolor del mundo es consistente con la noción hindú de que Brahma creó el mundo por error o con la budista de que el mundo resulta de una perturbación del Nirvana.
Como la voluntad se expresa como un continuo deseo simpre insatisfecho "toda vida es esencialmente sufrimiento".
Al contrario de Leibniz, Schopenhauer cree que vivimos en el peor de los mundos posibles.
Hay un eco del pensamiento gnóstico en esto. No es raro que gustara a Borges.
Como el deseo humano es inútil e ilógico, toda acción humana (siempre surgida de ese deseo) también lo es. La vida es absurda.

Si logramos escapar del sufrimiento caemos en el aburrimiento. No hay más opciones en el mundo de Schopenhauer: o el dolor o el tedio.
A pesar de su pesimismo radical, Schopenhauer no acepta el suicidio como forma de escapar del absurdo de vivir.
Su tres caminos son:
la contemplación estética desinteresada
la compasión como ética
y la negación del yo en una vida ascética (que lleve al nirvana).
Schopenhauer sostiene que "el optimismo fingido" (lo que los existencialistas llamarán "la mala fe") tiende a lograr el aplauso de las mayorías y alinearse con el consenso social.
A pesar de esta visión negativa de la vida social, Schopenhauer acepta positivamente la empatía y cree que "pone a los demás en una luz correcta; y nos recuerda lo que, después de todo, es lo más necesario en la vida: la tolerancia, la paciencia, el respeto y el amor al prójimo".
Schopenhauer fue un precursor de los derechos de los animales.
"La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona."
El carácter anticipativo del pensamiento schopenhaueriano dejó su fuerte impronta en autores de la talla de Wagner, Tolstoi, Bergson, Nietzsche, Freud, Mann, Jung, Einstein, Rank, Schrödinger, Wittgenstein, Proust, Borges, Strindberg, Cioran y Beckett, entre otros.
A semejanza de muchos hombres europeos cultos del siglo XIX y XX (como Edward Fitzgerald o Sigmund Freud, en muchos otros), Schopenhauer estudió a fondo el castellano para leer a los escritores del Siglo de Oro.
En su biblioteca había decenas de libros en castellano.
Algunos de esos libros eran: El lazarillo de Tormes, el Quijote, El buscón, El conde Lucanor y mucho de Baltasar Gracián -su autor favorito- entre muchos otros escritores españoles del siglo XVII.
Un gran admirador de Schopenhauer -que no le acarrea buena prensa que vale la pena recordar- fue Theodore Kaczinsky, el famoso Unabomber.
Y muchas de sus ideas más pesimistas están en la base del movimiento por el Cambio Climático de Greta Thunberg.
Los grandes pensadores son seres contradictorios.

Creer en la coherencia del pensamiento libre es absurdo.

Eso solo existe en los militantes de las doctrinas cerradas y en las ideologías.
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